viernes, 28 de agosto de 2015

Reseña: Paradise ranch

Título: Paradise ranch.
Título original: Paradaiseu Mokjang.
Idioma original: Coreano.
Actores principales: ChangMin Max, YeonHee Lee y SangWook Joo.
Género/características: Romance, comedia y drama.
Año: 2011.
País: Corea.
Episodios: 16.
Duración aprox. de los episodios: 0:55 hs.
DongJoo (ChangMin Max) y DaJi (YeonHee Lee) estuvieron una vez muy enamorados y se casaron a los 21 y 19 años, respectivamente. Se divorciaron, sin embargo, después de solo seis meses. Seis años más tarde, se encuentran por casualidad en una subasta de caballos en Australia y, luego de algunos percances con el rancho de DaJi, terminan viviendo juntos.

Pero ahora DaJi ha comenzado una relación con Seo YoonHo (SangWook Joo), un joven empresario atractivo y amable; y, por su lado, DongJoo también lo hace con Park JinYoung (HaNa Yoo) volviéndose en trascurso una confusión de sentimientos entre los personajes.

¿Podrá el amor que tuvieron de jóvenes, renacer?

Comencé a ver este drama solo porque Changmin participa con un rol principal; ni siquiera me digné a leer la sinopsis y entré en él sin saber nada, por lo que, como es obvio, no tenía ninguna expectativa más que la de pasarme un buen rato.

La trama es muy básica y, en mi opinión, no muy llamativa —de no ser por su protagonista, no me habría interesado en verlo—; no obstante, consigue entretener. Es cierto que tiene uno de los grandes clichés de los kdramas: el chico rico y la chica pobre, pero al menos le agregan un componente novedoso a la relación al empezar con ellos como exesposos. Aunque, de cualquier modo, no es que eso varíe su dinámica en demasía —más allá de notarse cierta familiaridad entre ellos, como es lógico—. 

El inicio está lleno de casualidades y es, en consecuencia, poco creíble. A los pocos capítulos, la historia se afianza y surgen circunstancias atrayentes y no tan predecibles que le otorgan mayor sustancia.

Por su parte, los personajes me gustaron bastante, inclusive siendo los típicos y ya tan conocidos estereotipos del género. Hay una buena cantidad y, sobre todo las familias de los protagonistas y los aldeanos con los que convivían, me parecieron un componente muy interesante y bien llevado. 

La protagonista —DaJi—, por su parte, era optimista y divertida, rasgos comunes que sirven para amenizar la trama y volverla a ella entrañable, aunque también tenía una personalidad fuerte y directa, lo que me agradó. Mi disgusto con respecto a ella era debido a que la mayoría de sus problemas se los resolvían los hombres ricos a su alrededor, pero no se puede decir que ella no lo intentara, pues trabajaba muy duro para mantener a su familia. El protagonista —DongJoo—, si bien se lo llegaba a querer, era muy mimado y despreocupado, sobre todo en el inicio; resaltaba aún más al compararse con el otro personaje masculino principal, quien era su opuesto: muy centrado y responsable. 

De hecho, el contraste entre los dos protagonistas y quiénes eran sus respectivas parejas se advertía intencional: siendo unos muy energéticos y hasta infantiles, mientras que los otros eran maduros y calmados. Por tanto, las combinaciones entre ellos eran curiosas a pesar de que no terminan de encajar bien.

Justamente, el romance de esta obra es llevado de forma extraña. Ambos protagonistas, exesposos, se ven obligados a vivir juntos durante un tiempo, lo que origina —como es previsible— situaciones que los vuelven a unir. Sin embargo, durante más de la mitad de la serie ambos personajes tienen sus respectivas parejas y se les dedica mucho tiempo. Incluso diría que se desarrolla mejor la relación amorosa de la protagonista con el otro hombre que con DongJoo.

Lo que más me llamó la atención de esto fue que no eran relaciones forzadas, ambos protagonistas se notaban enamorados de su pareja —en especial ella— y, por el contrario, no mostraban interés en su exesposo/a. En el caso de DaJi, inclusive debe de interponerse un obstáculo externo en su relación, porque de otro modo no había razón para que ellos terminaran en pos de que la pareja protagonista volviera a unirse.

Y, al final de cuentas, parece como si le pusieran mayor empeño en que al espectador le entusiasmase la prota con el «secundario», mientras que los protagonistas transmiten una vibra más de amigos que de pareja. Aun así, como me terminaron gustando todos los personajes, lo cierto es que no me importaba demasiado quién se quedaba con quién. Fui feliz con el resultado pero podría haberlo sido igualmente con un giro de los acontecimientos, solo encontré curiosa la forma tan inusual de enfocar la historia de amor.  

Quizá, una manera de realzar al dúo protagonista podría haber sido una mayor cantidad de recuerdos sobre su época de casados. Son pocos los momentos que se muestran sobre ese tiempo, y creo que habría ayudado a que uno supiera que los personajes sentían nostalgia por ello, y a anhelar su reencuentro también.

Con respecto a las actuaciones, si bien considero que Changmin hizo un trabajo muy correcto, sí se sintió su inexperiencia. A diferencia del resto, su personaje era bastante exagerado y, aunque favorecía la comedia, no se sentía real. De todos modos, en general el elenco tuvo un muy buen desempeño, manejando tanto la comedia como el drama.

Por cierto, el humor fue de lo que más disfruté. Pese a que tiene algunos recursos muy usados, consiguió hacerme reír en varias ocasiones. Asimismo, posee un ritmo bastante ágil y no cae en alargar situaciones sin sentido, lo que siempre agradezco.

Lo audiovisual estuvo decente, las series coreanos suelen convencerme en este apartado. La música, sin ser especialmente destacable en este caso, al menos acompañaba de forma apropiada las escenas, realzando la ambientación. Por otra parte, me fascinaron los escenarios campestres y la naturalidad del entorno.

Como siempre repito en mis reseñas de kdramas, algo que me encanta ver es cuando no se focaliza por completo en el romance, sino que además se le otorga atención a otros asuntos. Aquí, de lo que más me cautivó fueron las relaciones familiares, en especial la de la protagonista con su hermana. Incluso podría habérsele dado mayor énfasis o agregado alguna relación de amistad, como la de DongJoo con su secretario, un personaje que estoy segura habría sido un recurso cómico maravilloso.

Por su parte, el tema del trabajo en el rancho me agradó. Lo que sentí flojo fue la parte de las inversiones, el resort y demás. Me pareció que todo eran excusas para involucrar a los personajes en diferentes situaciones, y que no poseían una importancia real para ellos —salvo, al menos, hasta el final—.

En la resolución acontece un último inconveniente bastante previsible que, aun así, era lógico por el carácter de algunos personajes y no se sintió sacado de la manga para alargar o darle mayor impacto al último tramo. Por otra parte, aunque me complació que la protagonista pusiera primero otras cuestiones más importantes antes que el romance, me hubiera gustado que fuese decidida en cuanto a este aspecto, pues su decisión final parece guiada por los eventos ocurridos y no tanto por sus sentimientos. De cualquier manera, fue un desenlace satisfactorio para mí y me dejó con buen ánimo.

Una serie que puede cumplir si no se poseen grandes pretensiones. Su historia es simple y tiene varios elementos a mejorar, pero también otros grandes puntos positivos que salvan la obra.

—¿Cómo puede ser que nos guste todo sobre alguien? Somos humanos después de todo. Aprendimos a tolerarnos con el fin de poder vivir juntos, y continuamos viviendo juntos así. No importa qué haya sucedido, aún hay bastantes buenos recuerdos. De eso es lo que se trata el matrimonio.

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